LA PASIÓN DE NUESTRO CALVARIO
LA PASIÓN DE NUESTRO CALVARIO
Comienza la Semana Santa más
surrealista, inusual y dura que hemos conocido nunca, confinados en
nuestras casas, con nuestros seres queridos enfermando lejos de
nosotros y sin poder despedirnos en los casos en los que no tengamos
ni tan siquiera la oportunidad de volver a verlos tras este
inmerecido calvario que nos ha tocado.
Sorprende sobremanera que el fanatismo
ideológico de algunos, les lleve a seguir aclamando cual entrada
triunfal de Domingo de Ramos a sus líderes políticos que teniendo
sobrada información de lo que acontecía en el mundo y muy
particularmente en el país vecino, no han sido capaces de tomar
medida alguna, cuando la gente, incluso en España ya llevaba algún
tiempo enfermando, llegando incluso a autorizar manifestaciones,
mítines y todo tipo de eventos multitudinarios con un plan más que
probablemente sobre la mesa para paralizar completamente el país, a
penas unos días después de asegurarnos que no había motivo alguno
para la alarma.
Sorprende sobremanera también, la
capacidad de muchos de poner la corona de espinas a las creencias de
los demás, castigando con sus latigazos verbales a quienes no les
resultan ideológica o confesionalmente afines, mientras siguen
ciegamente defendiendo a quienes simple y llanamente no han sabido
protegernos a tiempo y nos dirigen ahora a la “Pasión”
aterradora de una nación que camina impasible hacia el Monte
Calvario de una economía absolutamente hundida y sin la cual
difícilmente podrá evitarse la crucifixión segura de un sistema
sanitario que unos debilitaron con su desidia y torpeza en la
anterior crisis económica, otros hirieron su costado con la lanza de
los recortes, para finalmente darle la muerte en cruz a la que se
dirige a toda la economía del país y con ella a un sistema
sanitario que simple y llanamente no funcionará sin ingresos cuando
más de la mitad de los cotizantes terminen sepultados bajo las
grandes losas sepulcrales del paro, del hambre y de la ruina en esta
Pasión que nos ha tocado por obra y gracia de la desidia de quienes
pudiendo haberlo hecho, no actuaron a tiempo tomando ni una sola
medida, hasta que ha sido ya demasiado tarde y contamos por miles los
muertos en este “Calvario” en el que ya esta todo cumplido y
sentenciado, para rasgarse algunos las vestiduras y repartirse con
ellas las culpas de “la palabra” que hablaba de pandemias y no
quisieron escucharla.
Ahora queda solo el consuelo de que
este país acabará resucitando sino al tercer día, esperemos que al
tercer mes de su inmerecido letargo, para levantar al fin la pesada
losa donde ha sido sepultado y ascender a los cielos de una nueva
sociedad, de una nueva esperanza, de un nuevo futuro liberados de tan
infortunado destino, pero con la promesa del fuego eterno para
quienes no arrepentidos de sus acciones, no habrá lugar junto a las
almas que por sus pecados murieron.
Descansen en paz los todos los que nos
han dejado y los que por desgracia nos acabarán dejando. El resto
saldremos del sepulcro de nuestros hogares y alcanzaremos pronto la
merecida Pascua.
Albert Hidalgo – 4/04/2020
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